18 nov 2011

Especial Vacaciones. Egipto, Jordania, Israel (Segunda parte). De Cairo a Aswan pasando por Luxor… Ida y vuelta… tomá!

En el bar del "lujoso" tren...
Bueno... En esta etapa de Viaje por África familiar, contextualizada por “lujosos trenes con camarote”, preguntas mitad en inglés mitad criollo, toma de fotos en lugares prohibidos, y llegadas tarde a todas partes, para ser más argentinos sólo nos faltaba ponernos una remera de los Auténticos Decadentes y empezar a cantar “El tutá-tutá”...

Memorables y desopilantes eventos se sucedieron en todos los ámbitos y a toda hora... Sin parar y/o constantemente. Desde el minuto uno, hasta que regresamos al Cairo, pasamos por desorientaciones de todo tipo, situaciones de empastillaje severo, por el famoso hotel Seven Heaven en Luxor (que marcó un antes y un después en la vida familiar), y nos llenamos la panza de comida que nos habíamos olvidado que existía. También arrasamos con todos los dulces egipcios que nos obstruyeron el paso y compramos una cantidad de forradas inmensa para otra tremenda cantidad de forros. El poco tiempo que nos sobró, lo invertimos intentando conocer la “cultura egipcia”.

Faraones, dioses, policías y turisto...
Cultura egipcia...
Alguno de los dos millones de dioses...
Así fue que en algún momento de nuestras vidas llegamos nuevamente a Aswan con la intención de compactar la mayor cantidad de emociones histórico-turisto-culturales que entraran en las miserables veinticuatro horas que tiene un día. Esa lista incluyó lugares tan relevantes como Los Monasterios, la Isla Elefantina, los Jardines Botánicos, el Bazar, y el mucho más que sobresaliente "Templo de Philae".

En el barquito yendo hacia Philae...
Los monasterios...
La bandita de los jóvenes...
Templo de Philae...
Templito y familia Árenzon...
Esas paredes egipcias...
Jardines botánicos...
Camino al Templo de Philae...

Una vez concluido ese primer recorrido, nos mudamos nuevamente a la histórica ciudad de Luxor, para visitar y recorrer el Templo de Luxor, el Templo de Karnak, y el circuito de tumbas del denominado West Bank (que desorienta a cualquiera con la cantidad de cosas que hay para ver). Entre templo y templo, y tumba y tumba, aprovechamos para hacer un poco mucho de turismo gastronómico, pero siempre en el mismo restaurant, comiendo milanesas con papafritas y otros lujos internacionales.

Templo de Hatshetseput...
Algún obelisco loco...
Lindo, lindo, lindo...
Surfeando en el West Bank...
Colosos...
Con la vieja, tremendo...
Con el viejo, tremendo...
Nos topamos con personajes espectaculares que no quisiera olvidar. A enumerar: “el acomodador del tren”, que nos avisaba cuánta propina le teníamos que dar, el “señor lanchero”, que mientras le ponía cara de buen tipo a los padres en un romántico paseo por el Nilo nos regalaba porro por detrás, "los pibes” que administraban el Seven Heaven que le hacían constantemente burla a un chino muy graciosa y hasta descaradamente... y párrafo aparte para... 

“Mohammed”, el eterno Mohammed, que hasta le puso jabón a los baños del hotel sabiendo que veníamos con “la familia”. Se lucía con sus mejores atuendos, y al mismo tiempo adoptaba la conducta del “Sr. Lanchero”, y por último: “las mujeres de la familia”, que se pusieron en la onda egipcia-regateo y terminaron usurereando a todos los vendedores con sus enojos, su persistencia y sus inagotables métodos de venta.

El barco del Sr. Lanchero...
Todo momento según dicta mi memoria contenía abundantes cantidades de sal y de pimienta, y también, con esa persistente sensación de que el tiempo en la vida siempre es poco. Adrenalina, excitación, cansancio maratónico, y una infinita cuota de amor y de paciencia, colpasaban en todos los componentes de la ecuación. Los días y todo su contenido se derretían entre las horas mejores aprovechadas desde hacía largo tiempo. Los minutos, la novedad, el amor, y todo componente de la vida, se empastaba, se pegoteaba y se fundía en el espíritu.

El sentimiento recurrente e inquebrantable en el alma, y la imposibilidad de freezar el tiempo... Y el tiempo podrá ser toda la ilusión que uno entienda, pero así y todo, nadie lo frena. La ilusión consumada se queda para siempre en la memoria, esa realidad paralela del ser, ese lugar donde queda apilada la cera, donde se fusionan las formas finales de la permanencia relativa de los hechos, que nuevamente el tiempo se encarga de redibujar o deformar. Todo ahí, todo junto en esa mítica e inmaterial inexistencia donde las cosas pasan a formar parte del pasado...

Recuerdo ese lógico vacío que se hacía presente en forma de suspiro en alguna ínfima parte del final de cada día, exactamente en el momento donde me daba cuenta que ahora también adentro de mi "sueño" había una familia que llegaba a dar el “presente”, a decir: “banco este sueño”, que es de esos apoyos que más fuerza puede aportar a un ser humano. Que tu familia pueda darte a entender con palabras o actitudes, orgullosa y sin titubeos: “quiero que seas feliz... el cómo lo elegís vos” es algo que cada día valoro más... Más aún luego de haber visto a tantas familias presionando y manipulando a sus hijos para hacerlos correr en la dirección que ellos creen conveniente... descubriendo sus propios miedos, deshonrosos y egocéntricos, intentando extender sus propias imágenes y proyecciones preconcebidas y desactualizadas de lo que llaman felicidad.

Pasada la moraleja de esta parte del viaje, y agradecimiendo tanto esfuerzo emocional a todas las partes, hacemos un corte a la parte más divertida del recorrido, que son las típicas fotos de un grupo de impresentables que anduvo por ahí, poniéndole un cierto rock a algunos miles de años de antigüedad, y que entre arquitecturas difíciles de asimilar, egipcios difíciles de negociar, y un sinfín de hechos que no pueden ser revelados públicamente, se movieron tosca pero rápida y efectivamente, para coronar un recorrido monumental que sellaba al menos por un rato las vacaciones en EgiptoNos mudaríamos muy velozmente hacia Israel y Jordania, pero volveríamos por más...


Hasta la próxima entrega especial que creemos viene con un quipá de regalo... ¿se escribe así?, ¿quipá?... En fin... hasta la próxima.

Templo de Luxor...

Mc Donals a lo árabe...
Camello fumón...

3 comentarios:

  1. "...el famoso hotel Seven Heaven en Luxor..." no es un antes y un después en LA VIDA FAMILIAR. Es un antes y después en LA VIDA!

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  2. Por favor!!!. Si hasta teníamos jabón!!!!. Además, echaron a un par de pulgas de la terraza antes que lleguemos!. Estuvimos como quisimos ( fue un momento en el que le pedimos poco a la vida... sí, quisimos muy poco...)

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  3. ohhh que gran viaje!!! bendecidos aquellas personas que pueden tener la gran fortuna de conocer tan hermosas maravillas que hay en nuestro planeta y poder contarlas al mundo lo que hay para mostrar!!!! en un honor para mi ver tan maravillosas imagenes y soñar depierta algun dia verlos con mis propios ojo y guardarlas en mi disco duro la mente.
    abrazos desde colombia
    ximena gallego
    ximenita26@hotmail.com y en facebook

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