Agra, Taj Mahal y… Rajemo' ya de acá vieja…
Bienvenidos al Taj Mahal... |
Así fue que huyéndole a la indignidad, trazamos un cuadro poco conveniente para nuestra salud corporal. Haciendo caso omiso a quienes nos habían advertido que Agra, la ciudad donde se encuentra el Taj Mahal, es fea y no vale la pena quedarse más de un día, decidimos llegar por la mañana y retirarnos muy prontamente, específicamente a la madrugada del día siguiente... sin dormir, en otro tren hacia Amritsar, ciudad donde le pondríamos mucho más vértigo a este lunático viaje con otra imperdible atracción: “El Templo Dorado”.
Pero para ello, de mínima faltaba visitar una de las siete maravillas del mundo, así que dejamos las conjeturas y los detalles para otro momento, y nos trepamos nuevamente a un tren que a toda velocidad y una tremenda puntualidad, desparramó nuestras encendidas humanidades en alguna parte de la India, indicando que teníamos exactamente doce horas para recorrer, conocer, y/o experimentar el Taj Mahal. Conscientes de la cantidad de cosas que pueden suceder en la vida en doce horas, todo nos chupó bastante un huevo, y decidimos que con el sol acribillador del mediodía no caminábamos ni en pedo, por lo que directamente agendamos el evento para la tarde.
Rickshaw en primer plano en el arribo a Agra... |
Puestito de agua en Agra... |
Lo primero que hicimos apenas llegados a Agra fue no darnos cuenta de nada y terminar trepados a un rickshaw de un tipo al que no le entendíamos mucho lo que decía, pero al que le escuchamos la palabra “Taj Mahal” muchas veces seguidas. “Sí, Taj Mahal capo, vamo’”. Nos enlatamos grotescamente y lo primero que le indicamos fue que teníamos que ir hasta otra estación a sacar el pasaje de tren para Amritsar. Todo fenómeno, nos llevó, sacamos pasajes para la madrugada siguiente, pedimos agua para mate y nos volvimos a subir a la motito.
El tipo empezó a querer vender paquetes de visita por toda la ciudad, “que te llevo acá, allá, a otro lado y que te vuelvo a buscar y te cobro tanto”... “mmmhuuu... mirá, nosotros queremos ir a una casa de cambio ahora... eso es lo que queremos”. El tipo nos llevó con unos con los que tenía arreglada una cometa, que de última “todo bien”, “se igual... me da lo mismo”, pero... “mejor la vamos cortando...”.
Después ya nos quiso meter a desayunar con otro que tenía arreglada otra cometa. Ahí ya le dijimos que nos había llenado las bolas, que queríamos ir a los alrededores del Taj Mahal, y que el tour en moto en todo caso lo íbamos a hacer la próxima vez que vengamos a la India. El chabón nos dejó en una calle a dos cuadras del mausoleo, nos preguntó la nacionalidad y nos dijo que nunca más pensaba hacer negocios con argentinos. “Usted tiene toda la razón, nosotros tampoco los haríamos... Un abrazo, besos, suerte...”.
Agra desde alguna terracita... |
Ya en las inmediaciones de este obligatorio monumento para todo ser que visite la India, nos dedicamos a regular los pasos, movernos muy lentamente y a abastecernos de toda el agua posible para intentar no morir deshidratados y/o calcinados. Para lograr llegar a todo esto, primero tuvimos que declararnos en guerra mundial contra las moscas, que en Agra parece ser que viven bastante a gusto y se dedicaron a reproducirse sin límite, tamaño, ni color.
Luego de perder entonces tamaña guerra, decidimos que haber venido hasta Agra sólo para ver el Taj Mahal era un despropósito vago, por lo que además nos lanzamos a un improvisado recorrido por los barrios aledaños, sólo para comprender que a veces por evitar un despropósito, se incurre en otro mayor. Este despropósito al cuadrado nos vio inmersos entonces en los recovecos de algunos de los barrios más indeseables de los que habíamos visitado hasta el momento en la India, caminando con las pulsaciones muy bajas, bajo un sol asesino, y en busca de clemencia, compasión y olvido...
Tratando de pasar desapercibidos en una esquina de barrio...
Mugre, alimañas, y la ya nombrada infinita variedad de moscas, se sumaban al montón de nada que se exhibe en los alrededores del Taj Mahal. Hicimos valer la vueltereta para sentarnos a degustar unos charas que nos trajimos desde Varanasi... Cuando el entorno se mezcló por consecuencia con ese intenso modo 2x que el hachís suele ponerle a la vida, aparcamos en el primer bar que encontramos y nos declaramos en huelga; y sólo nos dedicamos a hablar giganto boludeces hasta que el calor amainara.
Nos aburrimos de un lugar, nos fuimos a otro, hicimos otra breve caminata frustrada por las inmediaciones de la maravilla mundial, y fuimos decidiendo que en todo caso, ya era hora de coronar todo a negro y meternos a ver qué nos deparaba el destino. Pagamos los casi veinte dólares de la entrada, reclamamos el agua prometida en el combo y nos colamos descaradamente por una de las entradas laterales justo antes de morir calcinados por duodécima vez.
En los alrededores del Taj Mahal... |
La verdad que visitar este espacio es una experiencia bastante interesante y muy poco trasladable. Es de esas cosas que hay que ir a ver para realmente poder entender. Nosotros, como casi todo el resto de la humanidad, lo habíamos visto en dos mil fotos antes de llegar a la India y otras diez millones más estando adentro de ella... La foto no sirve, lo que vale la pena, como en casi todo en esta vida, es la experiencia cercana del primer tipo. Y sí... en el Taj Mahal vale la pena holgadamente.
El acceso hacia el complejo de edificios está marcado por una estructura apodada "la Darwaza", una especie de edificio arco como encargado de dar la bienvenida, y la primera de las estructuras que impacta sublimemente en las pupilas. Vale la pena detenerse a contemplarlo y analizarlo un largo rato. Es una especie de anuncio y un "tatequieto" que anuncia lo que está por venir. Una especie de bocadito visual que te hace relamer las pestañas y te prepara para lo que está por venir. Tremendo.
El acceso hacia el complejo de edificios está marcado por una estructura apodada "la Darwaza", una especie de edificio arco como encargado de dar la bienvenida, y la primera de las estructuras que impacta sublimemente en las pupilas. Vale la pena detenerse a contemplarlo y analizarlo un largo rato. Es una especie de anuncio y un "tatequieto" que anuncia lo que está por venir. Una especie de bocadito visual que te hace relamer las pestañas y te prepara para lo que está por venir. Tremendo.
Apenitas entrados... En fin... |
La Darwaza, preámbulo... |
Taj Mahal artístico... |
La recorrida es libre y gratuita una vez que uno está dentro, y sólo hay que hacer cola para entrar a algunos sectores del edificio principal, que como en casi todo edificio musulmán, es obligatorio sacarse los zapatos. Miles y miles de personas caminan por los alrededores de este descomunal edificio liberando mucho olor a pata en todas las direcciones, que por cierto queda bastante bien disimulado, entre tremenda belleza y descomunal arquitectura,
Hasta los jardines que rodean el edificio principal son simétricamente bellos. Las fuentes en el jardín tambien son hermosas. A los costados del edificio central se encuentran dos edificios que son exactamente iguales, pero que no son lo mismo. Básicamente uno es una mezquita, llamada "Masjid", y el otro, aunque es gemelo (pero que no tiene los típicos minaretes ni orientaciones para el rezo) se llama "Jawab", del que no sabe realmente que función cumplía, aunque se corre la bola que era un lugar para hospedar gente de tránsito. Una especie de Telo...
Taj Mahal for ever... |
Tremendo mambo... |
Detalles de la escritura en la pared del Taj Mahal... |
Los detalles técnicos del edificio son aburridos de escribir. Hay muchas piedras preciosas, oro, plata, quilombo de guita y demostraciones de poder por todos lados. Es una fusión de distintos tipos de arquitecturas y lo construyeron entre algún numero estúpido de personas. No quiero agregar nada más... Es tremendo. Realmente impactante, y según nuestro pobre y corroido criterio, se merece ser una de las maravillas del mundo. No es del estilo del Machu Pichu, o Petra... Es más una onda pirámides, que si algo les puedo criticar, es que por lo menos en mi experiencia, son maravillas del mundo de las que uno no se puede llevar más que la sensación de belleza y magnimidad. No deja de ser arquitectura y el gran faltante, es el entorno que refuerce el mito.
Machu Pichu o Petra son eventos que probablemente repetiría muchas veces en mi vida, por el simple motivo de que además de contener elementos arquitectónicos despampanantes, el entorno en donde se encuetran inmersos define la mística. Las pirámides están buenísimas, en el Taj Mahal se me cayeron los lompa, pero no vendría a la India, mucho menos a Agra, especialmente para ver esto... aunque ni lean, esto es sólo una sensación personal, reforzada por otros tres limados que estuvieron mirando detalles de trabajos caligráficos insertos en mármoles, por algún corto período de tiempo en alguna parte perdida de Agra.
La experiencia valió la pena... El edificio... de otro mundo... Si vienen a India hagan el esfuerzo de convivir con las moscas por un rato y no se lo pierdan. A los que nosotros respecta, cuando nos aburrimos y empezaron a sonar las chicharras de “estamos cerrando chicos”, nos fuimos a sentar por largo rato a algunas terrazas de la ciudad que muy amablemente nos abrieron sus puertas, nos proveyeron de alguna que otra cerveza fría, y nos bancaron los vicios sin chistar. Le hicimos mucha fuerza al cansancio. El tiempo pasó de a poco, hasta que por fin vimos que iba siendo una hora conveniente para comprar unas frutas, un poco de agua, puchos, y acercarnos nuevamente a esperar el tren que nos llevaría a visitar una ciudad que sería absolutamente inolvidable: Amritsar.
Desde allí el avistaje de los Siqs y del "Templo Dorado". Los esperamos luego del viaje y gracias por apoyar desde el otro lado...
El taj mahal es un lugar histórico de la india y por lo que representa a nivel mundial y su excelente arquitectura suele ser muy visitado por los turistas esto hace que el comercio en la india se incremente mas y la india tenga mas elevado el porcentaje de visitas extranjeras además el taj mahal no es el único sitio que tiene la india de hecho tiene muchos mas por explorar.
ResponderEliminarY este? Que haces robotico? Todo monja? che no tenes ganas de hacer comentarios que sirvan?... abrazo...
ResponderEliminarHola Juli, la verdad es que me dá mucho placer leer las experiencias de uds. Es como una película por capítulos que no quiero perder.
ResponderEliminarAdmiro la capacidad de adaptación y coraje que tienen para ser parte del paisaje.
Les mando un abrazo, y que siempre tengan una estrella que los ilumine y proteja.
Saludos Rubén Quinteros
Rubén... Mil gracias por el comentario... Nos llena de fuerzas para continuar... siempre bienvenido y un gran abrazo para vos...
Eliminarbueno yo me pregunto com hacen con sus pasajes o lo que gastan en el viaje ya sea lo que comen o lo que fuman (x k lei que fuman su cigarro ) como hacen con esto o kien les da ???
ResponderEliminara mi me gusta conocer lugares y tambien quiero hacerlo ustedes son una inspiracion . bueno saludos y cuidense
Eder... si tenes ganas ponete en contacto con nosotros a través del mail y te despejamos las preguntas que necesites viajeporafrica@gmail.com ... No hay problema... Un agran abrazo y hasta la próxima... siempre bienvenido...
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