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Khartoum y el Nilo... |
“Aerolíneas del horror anuncia que en pocos minutos más aterrizaremos en la ciudad de Khartoum, donde la temperatura es inhumana y su gente musulmana. Por favor cúbrase los hombros y las rodillas porque sino lo mirarán feo. Esperamos haya disfrutado de su vuelo y contarlo nuevamente entre nuestros pasajeros”...
...Y cuando el avión tocó la pista todavía había gente que se seguía riendo de mi notorio miedo a volar. Yo volví a respirar con soltura y les solté las manos que les había fracturado tanto a Juli como a Juan, que también se reían de la cara de mogólico que pongo en los aviones. Pasado el mal trago entonces, me fui a tomar otro.
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Minarete en Khartoum... |
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El Nilo y uno de los tantos puentes para atravesarlo... |
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Arabilandia... lo más... |
Y es que si a una persona que tiene miedo a volar, un árabe de migraciones le dice apenas baja del avión mientras le chequea el pasaporte, que no tiene permitida la entrada y que se tiene que volver en OTRO AVIÓN al lugar desde donde vino, se corren severos riesgos de tentar al asesino que hay en mí. Esta fue la malvenida del personaje que más nervioso me puso en el año.
Aquello que fugazmente había pasado por mi cabeza el día de la entrada por la frontera de Nadapal, cuando el oficial puso el sello fuera de la visa, sucedió, y no sólo porque no lo había puesto en el lugar indicado, sino porque tampoco era el sello que correspondía. Al borde del Panick Attack, mis compañeros decidieron apartarme y mandarme a cuidar los bolsos, y luego de mucha paciencia, consulado de por medio, general, generalito, y extremismos árabes de todo tipo, lograron hacerle entender a gorrita que deportarnos no era la mejor opción y nos terminaron sellando correctamente para dar por finalizado el asunto.
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Mezquita... |
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Mujer musulmana toda tapada... |
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Ja... mirá donde estamos... |
Logramos abandonar el aeropuerto y nos fuimos a encontrar con Isabela, una francesa que vivía hacía dos años en Sudán, a quien le habíamos escrito a través de couchsurfing.org, y sería nuestra anfitriona durante los días de estadía en Khartoum. Nos instalamos muy rápidamente y ese mismo día empezamos a caminar, pasear, y tratar de entender la ciudad.
Khartoum supone la entrada real al mundo árabe, ya que el sur de Sudán es mucho más un mix entre el África negra y la cultura arábiga. Hay presencia idiomática y religiosa, pero no manifiesta ni la rígidez, ni la tradición, ni el impacto, ni la pulcritud que desparrama el mundo musulmán en todo el norte del país.
Las mujeres van completamente tapadas, las mezquitas son una invasión china, el rezo es omnipresente y la arquitectura es inconfundible. Se pueden tener hasta cuatro esposas, la ciudad es llamativamente limpia, y todo, pero absolutamente todo, está expresado en árabe. Para corroborar si un local es un restaurant o una sastrería, hay que pararse a pocos metros de distancia, y hasta que no se afina un poco el ojo, uno puede rebotar como un flipper de acá para allá.
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Las mil y una noche... |
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Un stop para comer un falafel... |
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Ambiente arabesco... |
Por otro lado, no es un país árabe occidentalizado o "abierto". Es el mambo: "Alá y yo un sólo corazón". Y el mambo Alá 100% al principio es un poco quemante, aunque si uno le da el espacio y lo analiza fríamente, los árabes están igual de cuerdos o de locos que todo el resto del mundo, con sus defectos y con sus virtudes.
Como sociedad, en la parte norte de Sudán, son muy ordenados y funcionan notoriamente mejor que la mayoría de los lugares que hayamos transitado. No hay delincuencia, no hay una invasión de morbo y sexo en las calles, la gente no anda borracha porque no se vende alcohol, son cordiales y amables (entre ellos mucho más). Le dan mucha importancia a las relaciones interpersonales, y particularmente en Khartoum, no te intentan cagar por el sólo hecho de ser turista. Son honestos, cosa que para nosotros y a esta altura del viaje, es una real bendición.
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Mezquita en los alrededores de Omdurman... |
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Vendedor de bananas callejero... |
Se puede agregar que Khartoum es muy acogedora. Se respira mucha paz en las calles y orden en el tránsito. La vista está constantemente cautivada por la arquitectura de los edificios y de las mezquitas. En el centro de la ciudad se unen los dos grandes afluentes del Nilo: el Nilo Azul y el Nilo Blanco, dando vida a un espectáculo acuático superior. Todas las caminatas, tanto por las calles aledañas al Nilo, como por los largos puentes que lo atraviesan son uno de los grandes placeres de Khartoum.
Las contras: el calor puede llegar a 55 grados en verano (en nuestro caso todos los días subsistimos con 40+ de promedio), y en el tema idiosincrático cultural, resulta "criticable" que todo esté teñido y controlado por la religión, realidad que limita la producción cultural, reprime la vida sexual y genera una cierta inflexibilidad, locura y obsesión, que repercute en costumbres monótonas, extremistas y cerradas.
Las restricciones no son pocas, y más allá de la prohibición del alcohol, que puede ser discutible, lo realmente inaceptable y difícil de digerir es el rol de la mujer, que parece estar reducido a la nada, o a lo sumo a los chicos y a la casa. Ni hablar del tema de andar tapada completamente, mucho más si tenemos en cuenta la inclemencia del calor a toda hora y por toco concepto. El hombre, de todas maneras, no deja de ser un animal de costumbre.
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Tumba del Madhi... |
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Agua para beber en las calles, tradición y leyenda del mundo árabe... |
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Tumba del Madhi bis... |
En lo que respecta a sitios históricos de interés general, estuvimos en la Tumba de Madhi, y la casa del Califa, lugares muy llamativos y bonitos, que ilustran la historia de algunos de los personajes más importantes de Khartoum. También hicimos una visita al Souq (mercado) de Omdurman (un barrio ciudad pegado a Khartoum), que fue lo que más nos gustó y divirtió en términos cambalacheros. Un predio gigante en donde se comercia cuanta cosa existe en el mundo. No hay forma de terminar de recorrerlo, y mucho menos de entenderlo, pero caminar por sus infinitas calles, desata divertidos estímulos visuales y una cierta sensación de inquietud y adrenalina.
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¿Queré' limone'?... |
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El viejo don capo y su familia... |
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¿A cómo la carne Don?... |
En medio de estas caminatas y paseos, tuvimos que resolver algunos temas burocráticos que el país exige a los turistas, como registrarse en la oficina de turismo y sacar el permiso para circular por carretera hacia el norte, ruta que transitaríamos para alcanzar Wadi Halfa, ciudad desde donde parte el ferry que cruza la frontera egipcia y navega directamente hasta la ciudad de Aswan.
Se nos hace necesario recordar la presencia de Simon, otro francés que acompañó nuestros días hablando un español cubano muy bien logrado, quien aportó una carismática y notaria buena onda en todo momento. También agradecer la hospitalidad y la provisión de camas a Isabelita, quien nos salvó de pagar costos que nuestros bolsillos no estaban en condiciones de afrontar.
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En el recital de Mohamed Elameen... |
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Carrito y comercio callejero... |
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Por siempre y para siempre... Bedford... |
Los días en Khartoum se fueron realmente volando, pero el recuerdo de su mística y su hermosura quedarán para siempre en la memoria de esta troop, que ahora mismo se pone a juntar los bártulos para salir a batallar las últimas rutas hacia uno de los grandes objetivos del viaje: Egipto. Pero antes de eso, todavía quedan algunas aventuras piramidales, desiertos, montañas, la historia de Nasser y un victorioso viaje por aguas nilóticas con cumpleaños incluído. Un gran abrazo y gracias por seguir leyendo y acompañando...
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El contraste y el color de las frutas y las verduras sudanesas... |
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Vista del Nilo... |
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Nos vamos yendo... |
Un poco del cambalache del Souq de Omdurman...
Hermoso! Me encanta este blog, sigan asi! Un abrazo enorme desde Rio Grande, Tierra del Fuego, Argentina.-
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