Juba, calor, curas, zurdismo barato y palazo en la nuca...
Centro de Juba, capital de Sudán del Sur... |
Todo ello, porque para no perder la costumbre, apenas pasamos por delante de una iglesia relativamente grande, le dijimos al chofer árabe parlante: “acá, stop, here, (ruido de freno)” y por fin paró. Le dimos un billete de un dólar, puso una cara de desilusión gigante, pero al toque se volvió a reír, y se fue contento de haber visto turistas y de haberlos ayudado.
Como para no perder la costumbre, fuimos a poner nuestra cara de cemento al servicio del obispo encargado, al que luego de contarle cómo venía la mano, y de pedirle asistencia por un par de días hasta que resolviéramos temas monetarios, de transporte, y otros pormenores, nos dió su bendición, un lugar para dormir y nos puso la camioneta de la misión a disposición para que a la mañana siguiente saliéramos a averiguar cuál era la mejor opción para avanzar hacia el norte.
Esa misma noche confirmamos que los cajeros en Sudán no dan dinero, ya que tienen un bloqueo del FMI que no les habilita la red internacional bancaria. Por ende, no hay tarjetas de crédito, y la única opción para hacerse de efectivo es cambiar euros o dólares en el mercado negro, ya que en el cambio oficial o en el banco, te esperan extremistas musulmanes con los pantalones bajos y varios tarros de vaselina.
Anyway, amanecimos y nos fuimos a develar cómo podíamos llegar a Khartoum (la capital oficial del país), ya que es desde donde nos podemos arrimar al cruce de la frontera Egipcia. Darfur, que se supone es precioso, está en guerra y es casi imposible de transitar, y los pueblos del sur están complicados, más que por los problemas tribales, por la presencia policial y la milicia, que no dejan de joder, de preguntar y de complicar situaciones. Así que el abanico de opciones era: barco por el Nilo, maratón de ruta por tierra, o avión...
Para nuestra mala suerte el barco era una gadorcha cósmica, y aunque era la opción más barata, si todo salía bien tardaba doce días, y si todo salía mal, nos tiraban al agua y teníamos que llegar nadando. El horror. Además, luego de observar detenidamente el movimiento del puerto, llegamos a la conclusión que los barcos y los marineritos, daban un poco de miedo. Descartado.
El avión era lo que todo el mundo recomendaba, lo que aparentemente nos traería menos problemas. En definitiva: lo más costoso, pero lo más sencillo. Aunque había una negación absoluta a pagar los ciento veinte dólares que te afanan para volar, aprovechamos la camionetita e igual hicimos las averiguaciones correspondientes. Había tres vuelos por día, todos por el mismo dinero. Archivado.
Seguir por tierra, era de nuevo y para todo el mundo, la locura; pero una locura gigante, desopilante, en donde si teníamos suerte nos iban a matar, y sino, a violar, torturar y tirar nuestros restos a los buitres. Así nos pintaban el panorama. Lo peor era que, aunque lográramos sobrevivir, no podíamos esperar menos de diez días de viaje y otra sarta de forradas más.
Mientras uno camina por Juba y va hablando con la gente, se das cuenta que nadie sabe una toranja y todos hablan por hablar. Están todos manejados por el miedo, todos hablan por lo que escuchan, y muy pero muy pocos, han salido en algún momento de sus vidas de esta insoportablemente calurosa y húmeda ciudad.
Y aunque resulta ĺógico después de tantos años de guerra y una infinidad de camionetas de la Onu, Médicos sin Fronteras, Ongs de todo tipo, y camiones militares repletos de soldados armados patrullando las calles, tal gigante desinformación en su gente; también resulta indignante que todos estos organismos manejados por gente que repite speetchs y manipulados por intereses norteamericanos, y que por cierto es lo único que justifica el despliegue de tanta “colaboración” a Sudán, fomenten y repitan tanta sarta de forradas.
Lo que no se quiere en Sudán, y lo único que se pretende, es que la gente, especialmente extranjeros, no se muevan para que no vean lo que sucede. Y lo que pasa es que estos soldaditos forritos del bien, con todos sus marines y sus mandarines, necesitan tener el control de la población para poder, luego de la división del país, empezar a saquearlo sin medida y obtener los contratos de “desarrollo” como lo vienen haciendo desde tiempos inmemorables. Juegan el rol de los buenos de la película, y como la muy buena gente que son, custodian los intereses, (principalmente el pretroleo), de los “malos”, que en este caso son los árabes del norte, que también han maltratado el sur del país durante toda su historia. Salimos de Guatemala y nos metemos en guatepeor.
La gente de Juba es un lujo y están llenos de esperanza, y a cambio de migajas van a quedar a la merced y el sometimiento de los americanos, que junto a los ingleses, y a los franceses, han destruído a tantos otros países del continente, Sudamérica y Centroamérica, por no hacer referencia a las ininterrumpidas guerras de pacificación en medio oriente. Al carajo.
En fin, al margen de la sección política contestataria, tengo que decir que la misión católica de Juba fue una genialidad. En orden de aparición hay que destacar varios personajes que amenizaron nuestras vidas. Primero, uno de los estudiantes para cura, que puede que haya sido la persona más buena y amable que nos hayamos cruzado en todo el viaje, y que a nuestro parecer, cuenta con serias posibilidades de algún día llegar a papa. Hay que nombrar también a la cocinera y todas sus asistentes, que con un corazón de madres, nos convidaban manjares que hacía tiempo no degustábamos y se morían de risa de la cara de felicidad y de la pasión que poníamos en cada bocado.
También a un cura al que se le soltaban los patitos y que robaba las cosas de todo el mundo y las escondía en su habitación. Nos choreó desde unas verduras, hasta la mini compu y el celular. Luedo de algunas horas, como si nada hubiera sucedido, las devolvía. A la señora que nos prestó internet, los curas que nos dedicaron noches de charlas y nos pusieron al tanto de la situación de Sudán, y la infinita amabilidad del cura encargado, que nos acobijó como verdaderos hijos del señor. Lujo infinito para el alma.
Así fue que luego de tanta requisa, de varios fracasos en conseguir transporte que vayan directamente por tierra hasta Khartoum, y como buenos cabezas duras, decidimos intentar salir a dedo y ver que pasaba... y acá vino el palazo en la nuca... Parados fuera de la ciudad, esperanzados y con la convicción tatuada en la médula, nos interceptaron nuevamente los militares, y luego de algunas preguntas y averiguaciones, nos ordenaron volver a la ciudad con un policía como escolta. En ese momento lograron quebrarnos la ilusión, y tácitamente, nos obligaron a tomar el avión.
Tuvimos que responder nuevamente preguntontas, mostrar pasaportes y pruebas antiterrorismo, mientras nos metíamos las ganas de ver el resto del sur de Sudán en nuestras pesada lista de remanentes. De todos modos y visto a la distancia, nadie nos puede robar lo vivido en el trecho desde Nadapal a Juba. Bajo la bronca lo que florece es la paz y la felicidad de como siempre, haberlo intentado todo.
Juba y la historia del sur de Sudán llegaron a su fin, y a la siguiente mañana, y luego de gastar hasta el último billete verde que tenía Juan en sus bolsillos y transitar uno de los aeropuertos más bizarros del mundo, abordamos el pequeño vuelo de Egiptair que nos llevaría hacia la capital del norte, o directamente hacia otro país. En el próximo capítulo el otro Khartoum y el otro Sudán... Un beso y gracias por estar...
(Por los problemas de seguridad del sur de Sudán no pudimos sacar muchas fotos. Les dejamos unas de unos niños de la zona para amenizar)...
Despues de tus comentarios, esperaba leer que habias logrado llegar a Khartoum por tierra y que el viaje no había sido malo.
ResponderEliminarMe parece cuanto menos imprudente que, despues de solo unos días en Juba, digas que todos los organismos humanitarios que allí se encuentran son manejados por intereses norteamericanos, primermundistas o como quieras llamarlos, que todos estan ahi para llenar de miedo a la poblacion local y para saquearla despues de la independencia.
Me alegro que hasta ahora hayan tenido suerte y puedan seguir recorriendo Africa. Habiendo vivido 3 años en otros sectores del continente no pretendo hablar acerca de Sudan, pero al menos sí puedo decir que la historia podría haber sido otra.
Sin faltar el respeto y sin juzgar en absoluto tu critica o sugerencia debo decirte que he hablado con todos y cada uno de los organismos que nombre anteriormente... no hable con personas de rango bajo ni con operadores, hable directamente con cada una de las personas a cargo de las oficinas y debo decirte que tengo que corroborar lo que puse anteriormente... son un desastre y mas alla de que hay personas que operativamente intentan dar una mano o intentan ayudar a la situacion de corazon, estan absolutamente desinformados, y si son funcionales a los intereses americanos en general... el pais ya esta dividido... esperemos ver entonces que el sur se desarrolle realmente y que todas sus riquezas queden en el pais... cosa que no solamente dudo sino que me atrevo a confirmar desde aqui que no va a suceder. Los organismos funcionan todos coordinados por lo que la onu deja o no deja hacer y he hablado con personas a cargo que no tenian la mas remota idea de nada. Estan ahi solo para cumplir ordenes y muchos otros para sentirse utiles. Los contratos de las rutas por ejemplo ya los tienen los americanos. Un beso y gracias por leer.
ResponderEliminarEstoy hace 3 horas y media leyendo este blog. Solo me pare a buscar un puchito. Muchachos, que bárbaro!
ResponderEliminaryo enganche el blog hace poco y empece a leerlo de atras para adelante, TODOOO!
Eliminarte re entiendo xq me pasa lo mismo... cuelgo horasss... ahora, x ejemplo, estoy en el laburo y no puedo parar de leer... tengo 3 mil paginas abiertas con info adicional... increíble la aventura de Pablo y Julián..
Lo de la ONU y ongs en general es una vergûenza... una amiga estuvo 6 meses en la India y volvio con las anecdotas mas corruptas qe te puedas imaginar de estos lugares... una tristeza!
me encanto este blog! yo vivo en uno de los departamentos en Recoleta y tenia muchas ganas de viajar para Africa para poder entender toda su situacion y poder ayudar desde mi lugar.
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