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Ultimos días en Maputo... |
Una vez que regresamos de nuestros relajados días playeros en Tofo, sólo restaba intentar conocer un poco más a fondo la anárquica ciudad de Maputo, terminar de empacar, y esperar con angustia hasta que la inevitable partida del querubín Torres tocara a la puerta. Aunque una de cal y una de arena, ya que apenas llegados a la ciudad, llamamos a Ariela, nuestra amiga chilena (quien nos había hecho el favor de guardarnos los bolsos), y nos alegró la vida con la excelente noticia que tenía una casa disponible por diez días y que la podíamos habitar de inmediato.
Esto hizo que nos pudiéramos asentar aunque sea por algunos días para hacer una vida "normal", intentar mirar la ciudad con mejores ojos, y poner la energía en hechos que no tuvieran que ver con la supervivencia. Cuando toda esa realidad sucede y confabula a tu favor, uno se da cuenta que si algo sobra en la ciudad de Maputo, además de basura, calor y mal olor, son personajes que te desbarajustan los sentidos a cada paso. Desde los policías hasta los mendigos, pasando por los vendedores ambulantes y los borrachos, hacen un insólito despliegue de comportamientos, a través de los cuales logran maravillar hasta al más precavido turista en busca de aventuras.
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La cocina de la casa propia... |
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Cuarto con aire acondicionado... |
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Living rockero... |
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La última cena con Viquín... |
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Alistando la mochila... |
Un policía algo mutante nos cortó el paso en horas nocturnas y nos revisó de punta a punta... Obviamente buscando droga o algún otro elemento comprometedor para pedir una coimita a cambio. Muy gracioso sonó, cuando luego de revisarme la riñonera intensamente, terminó encontrando una semilla de marihuana que sacó y la puso sobre su manita al grito de: "This is drug! This is drug!". Levantó la mirada y buscó silenciosamente alguna mirada inquieta o nerviosa. No encontró nada. No hizo falta articular palabras. Se empezó a reír de él mismo probablemente cuando se dio cuenta que con una semilla de marihuana y tres Argentinos, no tenía sentido continuar la conversación; momento en que desistió de su pavada y muy amablemente nos liberó el paso. Pocos policías tan nabos tuve la suerte de cruzarme.
Para continuar con los personajes hay que recordar que a escasos metros de la puerta principal de nuestra morada, vivía un mendigo que vestía un gorro de Papá Noel y tenía una mini biblia que simulaba estar leyendo durante gran parte del día; aunque cuando nos veía pasar la cerraba y corría a pedirnos cigarrillos y perseguirnos por las calles. Cada vez que le respondíamos que no, nos miraba y nos hacía el mismo cuestionamiento: "Why, do you think I am black?". Muy extraño todo. Lo repetía varias veces sin parar, con un tono incisivo, pero gracioso a la vez. Algunos días me daba un poco de angustia enfrentar la situación.
El resto del tiempo en esta estadía lo compartimos con Crispiano, quien constantemente se mostró interesado en mostrarnos la ciudad. De la mano de Crispiano, apareció Dino, un personaje con cresta, acentuádamente negro y fanático de los lentes de sol. Dino Viste ropa a la moda, habla una mezcla de portugués e inglés semi cool, e intenta trasladar al entorno un grado de relajo que coquetea con la inocencia, pero que hace que si te fumas uno con él, te cause muchísima gracia. Dino trabaja en uno de los canales de aire de Maputo conduciendo y presentando música, por lo que se cree casi una estrella porno. Verlo al día siguiente de haberlo conocido, con la misma ropa y todo su genio a cuestas, pero dentro de la pantalla, fue uno de los highlights de la carcajada maputense.
Resulta algo frustrante no poder contar y relatar todo lo que uno vive porque esto ni siquiera es el preludio, pero bueno, fabricamos el espacio para decir que el mejor bar de la ciudad de Maputo se llama "Gil Vicente". Recomendamos la noche rasta, en la que además de muy buena música, escuchará palabras como: "Rastafaraiiii" y "Selassieeee" unas quinientas veces en dos horas, al tiempo que se codea con la crema Rastafari de Mozambique. Y En fin, después de todo esto llegó lo inevitable, pero no voy a escribir sobre la despedida de Torres porque fue muy triste y no es algo que no estamos dispuestos a revivir, así que dejamos el final vacante hasta nuevo aviso y un gran saludo para todos.
Hasta la próxima...
Hacía mucho tiempo que no daba con un blog como el tuyo! Me encanta esa mezcla justa de sentimientos, paisajes y experiencias sin tapujos y sin dejar nada en el tintero.
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