15 mar 2010

Apartheid, revolución libertadora y torta de chocolate...

Una mañana perfecta...
Luego de una noche/mañana un tanto promiscua, el equipo de producción se levantó un poco más excitado de lo normal para encarar la entrevista a Daphne. “Desayuno” rápido y lavada de cara al paso, las cosas quedaron totalmente preparadas para uno de los testimonios más conmovedores e impactantes que hayamos tenido la oportunidad de presenciar.

Daphne nos abrió la puerta de su casa a las ocho y media de la mañana. Allí estaba sonriente con su llamativa tranquilidad, transparencia, y sabiduría para preparar una torta de chocolate en exactamente seis minutos. Entonces, entre tortas de chocolate, Café, y puesta a punta de locación para entrevista mediante, la cámara se fue prendiendo y las emociones se pusieron en marcha.

Apareció sobre la mesa nuevamente aquella loca loca carpeta negra con un sinfín de testimonios y documentación de los presos políticos de la prisión de Robben´s Island. Daphne la abrió y empezó a relatar lentamente y en forma muy ordenada un contenido por demás exclusivo sobre una de las épocas más oscuras de la historia de Sudáfrica.

Certificado de nacimiento donde se indicaba la raza de las personas...
La primera imagen que registramos fue su documento de identidad, donde nos mostraba como antes de 1994, año en que se puso fin al quilombo, se agregaba como dato determinante de las personas, el color de la piel. Las historias versaron principalmente sobre las divisiones que se hacían entre blancos, negros y mestizos, toda la conflictiva de los presos políticos en su estadía en la prisión, y los hechos más curiosos y llamativos del trabajo de reinserción de los mismos (los cuales tuvieron que ser reeducados para volver a vivir en sociedad, algunos hasta con 30 años de claustro).

También tuvimos acceso a las cartas personales de los presos que le escribían a Daphne, la cual nos iba explicando a su vez, los infinitos procesos burocráticos para que las mismas llegarán a destino de manera exitosa. Por supuesto tambié nos contó bastante de la forma de burlar esos procesos. Con estas líneas no hago más que llenar espacios e intentar graficar y relatar algunos de los hechos más relevantes que fueron sucediendo durante aquella mañana, ya que se hace algo difícil ahondar en las restantes mil historias sin contextualizarlas previamente por una charla más larga y comprometida...

Fede filmando hojas, plantas, cualquier cosa...
Sobre Daphne sólo queda destacar verborrágicamente y por sobre todas las cosas, su carácter y su determinación por el concepto de ayudar y asistir. La casa durante la entrevista vivió un clima de respeto y silencio, y sólo se escuchaba el tecleo de la computadora que nos turnábamos para utilizar una lenta Internet, que gentilmente nos cedió para canalizar algunas de nuestras necesidades de comunicación más urgentes.

La totalidad del testimonio fue registrado en tres partes sesiones, entre las cuales tomábamos café, compartíamos mates, y escuchábamos relatos sobre sus mascotas y las plantas que literalmente atesoraba en el fondo de su casa; un espacio particularmente armonioso y tranquilo en el que se podían ver conejos, algunas frutas tropicales y otra gran cantidad de especias.

Mientras la entrevista avanzaba, el espanto iba en aumento, al tiempo que Daphne se preparaba para salir hacia una reunión de carácter vecinal a la cual confesaba no tener tantas ganas de asistir. Nuestra primera entrevistada supo hacer de la cámara su mejor amiga por un lapso de seis horas. La cantidad de material y de relatos que dejó plasmados para el documental que estábamos empezando, superaron por demás nuestras expectativas, al tiempo que nos llenaron de cierta impotencia y frustración por la cantidad de hechos particularmente aberrantes a los que nos vimos introdujidos.

En el patio de Daphne escuchando historietas...
Fue una mañana particularmente intensa, llena de torta de chocolate y relatos separatistas raciales, que dieron el puntapié inicial a este interesante proyecto que desde ahora intentamos encarar. Con la panza llena y el corazón contento nos despedimos tratando de digerir los relatos, a la vez que disfrutábamos de la sensación de apertura, tranquilidad y entrega de nuestra primera entrevistada del documental. Una mañana llena de cosas nuevas.

En el próximo bloque entonces, unos pueblitos que nada, un río hinchapelotas, y las ganas de no pagar más que por la comida. Un abrazo a todos y muchísimas gracias.

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