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11 jul 2010
Grahamstown, Arts Festival 2010...

Grahamstown, Arts Festival 2010...

Bienvenidos al festival nacional de arte en Grahamstown...
Luego de que este blog se declarara en luto por la espantosa eliminación de Argentina de la copa del mundo Sudáfrica 2010, se volcó a una devota participación en uno de los festivales de arte más importantes de África; el festival que se realiza en la pequeña y casi perfecta Grahamstown, ciudad donde cada invierno se dan cita artistas y público en general, para compartir durante aproximadamente diez días una infinita cantidad de espectáculos de todas las ramas del arte.

Para situarnos... Grahamstown es una especie de pueblo soñado adentrado en la provincia de Eastern Cape, lugar de donde salieron los personajes más emblemáticos de la historia Sudafricana, y a nuestro parecer, la provincia más linda del país. Es una ciudad universitaria, "prestigiosa", de rasgos coloniales, con manzanas perfectas, e incrustada en el medio de hermosas montañas como posando para una foto. Burbuja superlativa.


Grahamstown zona céntrica...
Arco de entrada al campus universitario...
Al momento tenemos el honor de ser alojados en la casa de Whitney, Bronwen, Rachel y Kevin, cuatro trastornados que en su mayoría están cursando algún master en arte, y que como todo artista, se la pasan en las nubes contando palomas y prendiendo porros, que por otro lado, para ver arte es lo mejor que te puede pasar: evita el embole, agudiza la vista, y hace que las obras muy malas parezcan aceptables, las aceptables muy buenas y las muy buenas, una genialidad.

Cuervo music room...
Dos ángeles dos...
Esas pinturas...
La cuestión es que toda la ciudad se vuelve parte del festival, por lo que en todos los edificios públicos, en cada uno de los museos, en las instalaciones de la universidad, en las plaza y cualquier lugar que quepa algún cuadro, se esté llevando a cabo, o una exposición, o un concierto, o una obra de teatro, o ballet, o pintura, o proyectando una película... y todo esto sucede durante casi dos semanas all day long.

Es desesperante abrir la guía de espectáculos, y darse cuenta que hay miles de eventos, de los cuales, si la suerte y el bolsillo te acompañan, vas a poder ver veinte. Es una carrera contra la impotencia espacial y una acentuada imposibilidad monetaria que zocaba lentamente el cuerpo, hasta que algún evento al que uno concurre, descontractura la ansiedad y devuelve esa sensación que de alguna manera se está participando.

Exposición de Mary Sibande...
Steve Biko legendario...
Cuadro al paso...
Por supuesto que hay distintos lugares y centros culturales que ofrecen exposiciones y espectáculos varios por el módico precio de "cero", distribuidos de tal forma que todos los días hay alguno en el cronograma. Además, Grahamstown está inundada de fiesta, item que los sudafricanos manejan con una maestría poco usual y que hace que cada noche sea un desconche, mientras que cada día, una paulatina reposición de ese desconche.

Feria anual de festival y un grupo inolvidable...
El carrito más hippón del festival...
Nosotros aprovechamos la ocasión para hacer unos mangos y fabricamos un troli para vender tartas, tortas, muffins, jugos y algunas de las cosas de contrabando que tenemos. Parte del equipo también consiguió trabajo en un bar, y hasta nos quedó algo de tiempo para hacer una humilde colaboración en un proyecto artístico que intenta la integración del township al festival, y que nos dio la posibilidad de conocer el centro cultural Egazini. Está manejado por gente linda (Xhosas, uno de los tantos grupos étnicos del país), de los que nos llevamos un grato recuerdo y una muy linda experiencia.

Centro cultural Egazini...
Calentando motores...
Empezando la expo...
Los días transcurrieron agitadamente caminando del Albany museum hacia el monumento, del monumento al Village Green, del Village Green a la feria de infinitos artículos artesanales que se pueden adquirir a muy bajo costo, y de todo esto a los espectáculos que podíamos conseguir gratarola; a nombrar: Gary Thomas y Nibs Van der Spuy (dos interesantes guitarristas), y algunos otros que tuvimos que pagar, como el del conocido Oliver Mtukudzi, quien cerró el ciclo musical con un cuarteto zimbawense que es parte de otra historia y que dejó boquiabierto al populacho latinoamericano.

Oliver Mtukudzi...
Eminencia musical de Zimbabwe...
Como si fuera poco tuvimos la oportunidad de ver una obra de teatro al aire libre llamada “Angels and Demons” que decoró con fuegos artificiales y una singular maestría visual uno de los argumentos más gastados en la historia de la humanidad: "la guerra entre el bien y el mal".

Portaremoss para siempre además, el honor de haber perdido el tiempo y la salud en lugares que hacen al ritual de la ciudad como son los bares: “Rat and Parrots”, “Café Blanca”, “Slip Stream”, “Equilibrium” y el famoso “Long Table”, el cual se asemeja, aunque de manera un poco más "cool", a los bodegones de antaño de los barrios de Boedo...


Popurrí del festival más lindo de todos...

En estos antros, como para colmar un cuadro ya casi bizarro, nos encontramos con algunos de los personajes más importantes en el principado de Port St. Johns, por lo que va el abrazo, el recuerdo y un trago a la salud principalmente para Christopher, personaje central en el famoso cuarto de los locos.

Sinceramente ya la felicidad no se nota, es parte de nuestro paisaje de vida, y este presente regado por infinitas coincidencias que nos depositan en tiempo y forma en el lugar adecuado, es un señor presente que además nos da un envión increíble para lo que está por venir... porque esta troop se prepara para iniciar su segunda etapa de viaje por el continente y en el lapso de unos diez días (si nada lo impide) empieza a levantar vuelo hacia su segundo punto de partida: Tanzania.

¡Que no se pare de bailar!...
Vendo, vendo, vendo...
Parade, rock y fin de fiesta...
Para decirle chau al festival decidimos sumarnos a una “Parade” liderada por marionetas gigantes representativas de las diferentes etnias del país, las que colorearon esos Domingos que suelen ser depresivos y cachivaches, formando un arco iris de mucho más de siete colores, del que por cierto, todavía seguimos buscando el final, que aunque esté o no lleno de monedas de oro, sabemos que de alguna manera nos va a recompensar.

Acá estamos y no sé hasta donde llegaremos. Lo único que sabemos es que seguimos buscando estas entrañables y trastornantes coincidencias... Hasta la próxima.

Oliver Mtukudzi en concierto...
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