19 jun 2010

Mundial de fútbol Sudáfrica 2010 - Argentina vs. Korea del Sur...

Entradas oficiales Mundial de fútbol Sudáfrica 2010...
Finalmente volvimos a Johanesburgo con una excitación de niños de cinco años que van directo a cumplir un sueño gigante. Si algo faltaba para coronar esta primera recorrida por la parte de sur de África, era tachar de la lista de cosas para hacer antes de morir, la más que sobre estimulante experiencia de presenciar un mundial de fútbol en vivo y en directo. Nos recibió una ciudad muy fría. Nos dirigimos hacia Auckland Park, área donde se encuentra la casa de nuestro amigo personal David, quien nos recibiría con los brazos más que abiertos, la cerveza a punto caramelo, y un montón de entradas para distintos partidos. 

De ahí en adelante la vida se transformó en pelota, y así, rodando y rodando entre partido y partido, llegó el día jueves, y Argentina saldría por segunda vez a la cancha a enfrentar a Korea del Sur. Apenas abrí los ojos, identifiqué que no podía hablar de lo nervioso que estaba. Me sentía ciertamente anulado y algo desorientado, pero invadido por una felicidad diabólica. De esos momentos donde uno no sabe qué hacer para contener tanta excitación y el resto sensaciones que recorren el cuerpo. Eso de sentir a cada instante que no se puede esperar un segundo más para estar sentado adentro del estadio, mirando como tu selección le mete cuatrocientos goles al que sea.

Nos pasaron a buscar unos amigos de nuestro anfitrión, y sumando alrededor de diez personas, nos metimos en los dos autos disponibles para arrancar rumbo al estadio. Decidimos manejar sólo hasta la estación principal de colectivos de Johanesburgo, lugar desde donde se puede tomar un tren hasta la puerta del estadio. Demoramos unos cinco minutos en estacionar, pero cuando bajamos del coche, comenzó la típica aventura de cancha, esa que libera el espíritu... la que mezcla apuro, corridas, gritos y quilombo. Quilombo del más lindo de todos los quilombos.

La previa... hinchada argenta en Johanesburgo...
Tachame la doble...
Un mundo multicultural debajo de caras pintadas, pitos, cornetas, vuvuzelas, pelucas, banderas, gente que te mira porque sos demasiado argentino, y un sinfín de indescriptibles estímulos que rebalsaban el aire de partículas de diversión y un pegajoso olor a adrenalina. Todo estaba tan perfectamente preparado, sincronizado y organizado, que sinceramente nos sorprendió.

Caminando hacia la emoción...
Noruego hinchando por Argentina...
In situ...
Ubicaciones si las hay...
Cuando entramos al estadio ya todo era una rotunda realidad virtual reflejada en una megapantalla que marcaba la infinita suma de cincuenta y tres minutos para el inicio del partido. A los diez minutos salió a la cancha el equipo para hacer un poco de precalentamiento... Diegazo a la cabeza. Se nos empezaron a caer las emociones al piso. La imaginación proyectaba la posibilidad de ver al más lindo de todos los tiempo levantando una vez más una copa del mundo para Argentina. Dificilísimo, pero ¿qué más da? Soñar no cuesta nada. El corazón de gallina...



Entonces la adrenalina se transformó en emoción gloriosa que quería ebullir hacia el exterior, y afloraba en cada centímetro cuadrado de la piel, inflando los poros de placer en ciclos constantes de alegría que aturdían la situación. Y volvía del pensamiento cegador y el shock era demasiado fuerte... Estábamos ahí, nosotros, tres argentos inconscientes, cumpliendo el sueño que todo pibe jura realizar.

Acreditados como prensa...

El mundo es una pelota...
Fue una de las mejores primeras veces de mi vida. Cada gol un perfecto orgasmo. El gol de Korea, el horror, la impotencia, la pérdida de las capacidades motrices. Los latidos del corazón me paranoiquearon como si me hubiera tomado diez gramos de cocaína juntos y no me había tomado ni uno, ni una birra, ni un café... Solo un velón infernal que aumentaba la emoción que produce una copa del mundo desde la tribuna principal.


El partido duro tres minutos o dos años, nunca lo pude determinar. Fue demasiado virtual, y sólo me dedique a mirar, putear, gritar y soñar. Se me repetía en la cabeza la idea que Diego gane la copa del mundo como técnico... se me piantaba ése típico lagrimón interno que suplanta el grito más hermoso que un argentino futbolero pueda experimentar...


Infinito...
Tenemos entradas para el partido con Grecia y para los octavos de final, así que ahora a esperar unos días para volver a la realidad virtual y a esta loca sensación de estar en Sudáfrica durante el mundial. Nos vamos para Polokwane, desde allí relataremos la próxima aventura. Hasta entonces. Un abrazo.

4 comentarios:

  1. Sos un grosso Topo... me alegro mucho q hayan podido estar ahí... Un abrazo enorme!

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  2. muy buen relato man!!das ganas de estar ahi....

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  3. Groso Groso Grosos!!!!

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  4. Los amo gordos hermosos!
    Maru

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