5 jun 2010

Camino a Malawi... Del calor de Tete a las colinas de Blantyre...

Camino a Malawi...
Cuando decidimos encarar sin más escalas la frontera de Malawi, pensamos lo siguiente: si uno ya estuvo en Maputo, Ponta Do Ouro, Tofo, Vilanculos, Inchope y Chimoio, y para eso se atravesó los dos mil quinientos pueblos, aldeas y asentamientos clandestinos que hay en el medio, no hay razón alguna para quedarse en el aberrante calor una vez más, motivo por el que bajamos la bandera de guerra y salimos eyectados para la frontera del vecino y diminuto país. Cruzamos el puente en una "shapa" (mini bus), y por menos de lo que cuestan tres caramelos, nos vimos aterrizando en el corazón de la ciudad de Tete. 

El único objetivo que nos planteamos fue comprar algo para desayunar y aprovisionarnos para el viaje. Como por arte de magia quedamos parados directamente en frente de uno de los mercados centrales de la ciudad, que como por arte de magia dos, se encuentra situado directamente al frente dos de donde parten los minibuses hacia "Mwanza", una de las fronteras que comparten Malawi y Mozambique, y la mejor opción para llegar a nuestro siguiente destino: Blantyre.

Paisaje rutero...
Puente de entrada a Tete...
Negociando el precio del transporte conocimos a un brasilero que se había enamorado de una mozambicana y vivía por la zona, quien nos dio algunas claves básicas para el tramo que teníamos que enfrentar. Esperamos un rato a que se llene la catramina ahuevada, y salimos, como ya es costumbre, disparados hacia lo desconocido una vez más.

Minihuevito del horror...
Esos paisajes africanos...
Esas casas místicas en el medio de la nada...
Apenas llegamos a la frontera, entramos en un contudente estado de panik attack al tener que enfrentar a los dos mil enfermos mentales que intentan cambiar moneda, y a los cuatro enfermos mentales mal intencionados que te sellan el pasaporte para continuar. En fin, luego de sortear la asquerosa y desagradable burocracia del limbo, nos vimos listos y prestos a partir hacia una de las capitales del país, la ¿famosa? ciudad de Blantyre.

Abordamos otra catramina ahuevada que nos iba a demorar largo tiempo más del deseado entre paradas a cargar nafta y problemas varios al andar. Para aliviar lo malo, por suerte estaba también lo bueno. Mientras esperábamos conocimos a un personaje Malawense que nos invitó una manzana y nos empezó a conversar. Su nombre es Gift, y dividía su vida entre los dos países por razones laborales, argumentando que la moneda mozambicana era mucho mejor que la de Malawi, realidad que disparó al infinito nuestra preocupación, ya que no nos podíamos imaginar una moneda más endeble, ni un país más pobre que Mozambique.

El viaje como siempre se hizo larguísimo. Un policía se llevó a un indocumentado, como siempre nos trataron de cobrar de más, y probamos un fruto bastante extraño, de color verde y cáscara muy dura, llamado Malambe. Luego de lograr romper la cáscara con el palo más cercano, ya dentro del fruto esperan unas pepitas entrelazadas en hilos ásperos y blancos que son su razón de ser.  Una especie de sabor dulce que a medida que se va masticando se empieza a tornar agrio. Todo bien con el Malambe, ya que además y por suerte, no cuesta nada.

Luego de un buen rato de ostracismo y cansancio de viaje, arribamos finalmente a la enigmática ciudad de Blantyre. Tocaba enfrentar nuevamente la famosa batalla del "lugar para dormir"... de noche, con mucho hambre, y sin la más mínima idea de dónde estábamos parados. Por suerte teníamos a nuestro amigo Gift, quien muy gentil y desinteresadamente se ofreció a darnos una mano y guiarnos un poco antes de emprender el camino hacia la casa de su familia.

Bajamos del mini bus con las satánicas mochilas a cuestas. Le explicamos a Gift que nuestro presupuesto era chiste, y que no podíamos pagar nada de más de tres dólares (por los dos), por lo que más desorientado que nosotros, empezó a realizar su mejor esfuerzo. Caminamos por unos cuantos lugares en vano. Los precios, en vez de bajar, aumentaban. Al ver todo esto, Gift hizo uno de los mayores honores a su nombre y aventuró la idea que si no teníamos problema, nos podía alojar por algunos días en la casa de su familia y cuidar de nosotros en la ciudad. "Pero hubiéramos empezado por ahí Gift. Sos lo más. Decime que bondi me tomo".

Entrando a Blantyre...
Una vez más el agradecimiento y la confirmación de que de alguna u otra manera las cosas siempre se resuelven, y por suerte para nosotros, casi siempre se resuelven bien. Hay mucha gente en el mundo dispuesta a ayudar y mucha gente en el mundo que quiere dar a conocer sus costumbres y su cultura. Gift es uno de estos seres de luz, y nosotros los privilegiados iluminados por su generosidad. Hacia el barrio de Chilobwe, a los pies de unas colinas que no conocemos, con gente que no conocemos, nos tomamos una mini shapa una vez más. Mucho más interesante e indescirptible era lo que nos íbamos a encontrar. Pero eso es lo que vinimos a buscar y lo que les vamos a relatar en el siguiente encuentro. Ahora nos vamos a dormir y a improvisar algún Vudú maléfico a la gente mala de la frontera.

Hasta la próxima y quememos las banderas... todas... absolútamente todas... ¡Abrazooo!

Por la ruta... Entrando a Malawi...

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