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El paraíso mismo, Port St. Johns visto desde Amapondo... |
Bueno, luego de tanto año, tanto quilombo, tantas idas y venidas, y tantas cosas que no entrarían en libros y más libros, lo lógico, lo sano, lo obvio, lo necesario y lo más esperado del último semestre, era tirar todo a la mismísima mierda y salir corriendo al lugar más lindo de Sudáfrica, y seguramente uno de los más bellos del mundo: Port St. Johns.
Si el cuerpo pide vacaciones, si la cabeza esta cansadita de tanto que tiene que aguantar, y si el corazón esta un poquito percudido por tantos encuentros y tantas despedidas: ¿qué mejor que ir en busca de este paraíso terrenal? para comprobar que redondo redondo barril sin fondo, me chupa todo un huevo, me fumo mil, y me siento a no reflexionar, ni hacer ningún puto balance de nada... y sigo comprobando que vivir es mucho mejor pensando en hacer lo que se me cante un huevo cada segundo del día, y que los balances de lo positivo y lo negativo se los pueden meter todos juntos, o uno por uno en el centro del ojete, y en vez de pensar sólo una vez al año en ello, incorporarlo y llevarlo en automático todos los días de la vida... contradicción mediante.
Tim, el dueño de Amapondo, otra de nuestras segundas casas en Sudáfrica, nos alivianó el traslado al llamarnos por teléfono dos días antes y decirnos que necesitaba acarrear un auto desde Grahamstown hasta el principado, y que nosotros habíamos resultado elegidos por voto popular para tan honorable empresa. Como si esto fuera poco, la excursión incluía un paso previo por la ciudad de East London, para recoger en la granja de Luke y Jandre los equipos de sonido para la fiesta trance anual que suele decorar las vacaciones de muchos freakies sudafricanitos... y no tanto, al ritmo de unas mezclas para el olvido y para el recuerdo... Todo junto...
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Nos vamos a la playa nomás... |
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Esos paraísos sudafricanos... |
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Cena navideña con la monada de East London... |
Esa pasada por la granjita no iba a ser en vano, porque a los dos minutos de recién llegados, Jandre y Luke ya nos habían intimado a compartir una comida sideral post navidad y a pasar la noche en tan tremenda postal del país más austral de África. Como más que el “sí” fácil, teníamos el “no” anulado, en dos segundos nos habíamos sacado la remera y nos pusimos a colaborar con scones para el postre y a ponernos al día de tanta vida bien vivida. Fotos a disposición.
Sino hubiera sido por la urgencia que teníamos por llegar a Port St. Johns a prepararnos para recibir a las tres reinas más importantes de Argentina, hubiera pasado lo de siempre, un día se hubiera transformado automáticamente en vaya a saber cuántos... pero no era el caso, ya que Agustina Olivera, Marina Luna y Malena Casais estaban cruzando el Atlántico para visitarnos y nosotros no podíamos hacer otra cosa, que intentar recibirlas como se merecían.
Como si esto fuera poco, casi al mismo tiempo volaba la vocación para el dibujo más grande de Buenos Aires... dentro de la humanidad de David Insaurralde; y para ponerle la cereza a la torta mágica, desde Asia también volaba la extravagante personalidad de nuestro pelado estrella, el inconmensurable Ramiro Lago, luego de un par de años de entrega a la vida maorí en tierras zelandesas y previo paso por el sudeste asiático.
“Cinco continentes unidos en un mismo corazón multirracial”... y digo cinco porque los europeítos y los chinos ya estaban tomando hongos esperándonos en el mejor parque diversiones para adultos de la historia.
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Las tres reinas del rock... |
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Davito y Ramón... |
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No hay PSJ sin vacas en la playa... |
En Port St. Johns además de toda la emotividad por tanto reencuentro, nos esperaba más emotividad por tanto reencuentro, porque no era solamente con nuestros amigos que nos reencontrábamos. También nos reencontrábamos con todos los personajes que conocimos en la primera incursión en Sudáfrica y amigos del tiempo... A enumerar: Steve, Dave y Chris, y un circo con muchos de los exponentes de la vidurria pasada, presente y futura... Tim, John, Marianne, Sven, Leora, Heather, Xhantse, Annie, Katz, Simon, Neil, Tandi, Toto, Tania, Francois... y otros nuevos que se iban incorporando como Pinky, Megan, Carmelo y Kyron... La banda de Grahamstown representada por Lee, Ana y Beaven... Qué se yo... Tremendo... Para completar un circo despampanante estaban los chicos de Johannesburgo que son un espectáculo aparte de tanta huevada que se meten, y para la fiesta de fin de año, de más está decir, que llegaron miles de delirios gigantes de los cuatro puntos cardinales...