5 abr 2012

Amritsar, el Golden temple y los entrañables Sikhs...

Sikh pura cepa... Bienvenidos a Amritsar...
De Agra nos expulsaron las moscas y la tremenda cantidad de nada, pero nos fuimos contentos, con las pupilas y los sentidos llenos de Taj Mahal, a rebalsarlos a otro templo que se podría decir que es igual o más concurrido que la renombrada maravilla mundial. “El Templo Dorado” de Amritsar es el epicentro de la cultura Sikh, una religión que vio la luz en el siglo XV, que se podría decir que está compuesta por influencias hinduistas y musulmanas, y cuyos devotos son de las personas más amables con los que hemos tenido la oportunidad de relacionarnos.
 
Nos metimos en un tren en el que a medida que la temperatura subía, malhumoraba un montón de cansancio que acarreábamos desde Varanasi. Así, una vez que logramos poner un pie e Amritsar, a lo único que nos entregamos fue a la búsqueda de algún lugar para dormir que nos permitieran reposar nuestras maltratadas humanidades por algún lapso indefinido de tiempo.

Durante esta búsqueda desesperada, lo primero con que nos topamos fue con la amabilidad de esta cultura que recibe al turisto directamente dentro del predio donde se encuentra el templo, ofreciéndote camas y comida gratis. A pesar que estábamos al tanto de ésta generosidad, el hecho se agradeció infinitamente, ya que nos ahorraron la incomodidad de movernos por el calor, y en escasos minutos ya estábamos instalados muy cómodamente en un dormitorio comunitario.


El patio interno dónde se recibe a los devotos...
Simbolismo Sikh...
Trabajador del turismo y trabajador de la cámara...
Las puertas de este dormitorio daban a un patio interno cubierto por esterillas y camas improvisadas en el piso, que también daban techo y protección a muchos peregrinos, provenientes de todas partes del país que no podían pagar una habitación. Una especie de gran Templo hotel con baños impecables, duchas, restaurant for free, y sonrisas Sikhs durante las veinticuatro horas del día. All inclusive.
 
Una vez que nos encontramos aseados y un poco repuestos de tanto viaje y tanto calor, y ya en compañía de Mariana y Bernardo (una pareja de chilenos que andaban dando vueltas por Asia), nos entregamos a las primeras recorridas por los alrededores del templo. Mientras íbamos por primera vez en busca de algo de comida, fue cuando nos dimos cuenta que caminar en Amritsar sin  beber unos dos litros de agua cada veinte minutos, era posible, sólo si se había estudiado para beduino. Así fue como entendimos que cualquier preocupación o necesidad en la realidad de este mini infierno climático, debía ser medida en litros de agua sobre costo beneficio de la acción. 

Nunca se llegaba a un lugar si primero no se había tomado agua, pasado a comprar agua, o asegurado que en los alrededores hubiera mucha cantidad de agua. Sin grandes cantidades de este maravilloso elemento terrestre llamado agua a no más de dos minutos de distancia, todo se torna muy difícil e incómodo en las inmediaciones de Amritsar.


El Templo Dorado de noche...
En el Templo Dorado con la banda del Golden Rocket...
Luego del fenómeno agua, los eventos destacables de Amritsar son principalmente dos. El primero es una manifestación religiosa y arquitectónica que reposa sobre el ya nombrado “Templo Dorado" o "Harmandir Sahib”, emplazado en el centro del estanque Amritsar, cuyas cuatro entradas, constantemente abiertas al público en general, invitan a la meditación sin distinción de religiones, sexos, razas, ni edades. La ciudad tomó el nombre del estanque. Es el sitio más sagrado para todos los Sikhs,
 
El segundo, de índole indefinida, es la ceremonia de cierre de puertas entre las fronteras de India y Pakistán, que con el tiempo se transformó en un evento sumamente turístico, donde una gran multitud de personas, turistos, y curiososo, se dan cita todas las tardes en este cruce llamado “Attari”, para presenciar un desopilante e incalificable espectáculo... ¿Militar?... ¿Político?... ¿Histórico?... en fin... Más abajo video a disposición.
 
Además de estos dos eventos clásicos y característicos habría que nombrar un tercero que engloba a los dos anteriores... y a la vida y la atmósfera de Amritsar y de todas sus actividades: “la forma de ser, los modos, las actitudes, y toda la idiosincrasia de los Sikhs”. Este es sin duda el hecho definitorio y absoluto que modela la sensación que se obtiene de todo el resto de las experiencias en Amritsar.

Frontera entre India y Pakistán...
Los Sikhs son una especie de seres superiores que exacerban la amabilidad, la sonrisa y todos los subconjuntos de hechos lindos para el alma, de forma tal que encontraron la forma de pasarse de copados. Son los primeros seres que conocimos a lo largo de nuestras vidas que trascendieron este límite que para la mayoría del mundo es tan difícil de alcanzar, entender y practicar... y como bien dije antes: se pasaron.

Son tan copados que particularmente me quemaron la gorra. No sé si es que pusieron al descubierto mis propios límites como persona, espejando actitudes que muy probablemente nunca en mi vida iba a poder alcanzar... pero lo cierto es que de tan copados que eran, les empecé a huir. Los chicos se me reían a carcajadas, pero de repente empecé a experimentar una necesidad de cierta privacidad y un mundo menos lleno de tanta buena onda.
 
Están atentos a cualquier mínimo detalle, a cualquier mínima necesidad, a convidarte con todo que tengan, a invitarte a sus casas a toda hora, a sacarse infinitas cantidad de fotos con uno, a ofrecerte ayuda para caminar, respirar o lavarte la cara... a preguntarte absolutamente todo sobre tus orígenes... En un momento me paranoiqueé y los veía por todos lados, persiguiéndome, cosa que además era real... efectivamente estaban en todos lados, por lo que no me quedó más opción que tratar de escapar.

La banda y un sikh a punto de venir a preguntarnos algo...
Si hay un mundo ideal imaginable, creo que tiene que ver con la mayoría de las características de esta gente tan pasada en copada. Pero luego de un par de días de interacción empecé a sentir que tanta buena onda me drenaba la vida. Como si estuviera usando todo mi caudal energético para constantemente retribuir toda esa tremenda amabilidad y entrega... pero: con un calor de cincuenta grados, templos que nunca había visto en mi vida y tanta preocupación por tomar agua, la cosa se fue poniendo chunga. Si a esto le agregamos que no podía caminar dos minutos sin tener que frenar y sacarme una foto con alguno, rehusarme sistemáticamente, pero con mucha amabilidad a ir a desayunar, almorzar o cenar con alguna familia, o dar explicaciones sobre porqué usaba zapatillas blancas, creo que no me agarró un panic attack de pura casualidad.

La mejor excusa para intentar huir del epicentro Sikh del templo, era irse a fumar un pucho, ya que recién está permitido fumar a unos doscientos metros del mismo, y entonces ahí, podía aunque sea “tratar” de esconderme en algún recoveco y darme un tiempo para pensar y no tener que responder o actuar de alguna manera esperable, necesaria, predecible o entendible. Los amé todo el tiempo, pero requieren bastante energía, y a mi criterio, también bastante paciencia. Tengo que volver a reiterar nuevamente (perdón por todas las redundancias), son lo más de lo más. Representación infinita de un mundo ideal. Íntegros, buenas personas, abiertos, alegres, curiosos, solidarios y sonrientes. Gente totalmente pasada en buena onda.
Templo dorado de día...
Metiéndonos de lleno en el tema del Templo Dorado hay algunas cosas que decir además de que la construcción en sí misma es una locura irreal. El predio donde se encuentra el edificio es alucinante en cualquier minuto del día, llegando al máximo punto de esplendor y sumun de sus posibilidades en horas nocturnas. La caída del sol, sumada a una iluminación exquisita y una tranquilidad abrumadora, se condensan en una atmósfera que da lugar a una espiritualidad, tranquilidad y relajación difíciles de entender.

Gente del todo el mundo y de toda India se mezclan constantemente compartiendo actividades, charlas, siestas y baños sagrados en las aguas del lago... conglomerando así, exquisitos estados de meditación y relajo que calan profundo en la humanidad de cualquiera que ose experimentarlas. Si a esto le sumamos una visita al interior del templo y una requisa de los dos mil elementos que condensa el entorno, en términos de historia, ceremonias y datos relevantes, se puede llegar a un estado sorpresa tan armonioso que poco tiene que ver con los hasta aquí conocidos.
 
Comunión de humanidad en el sentido más amplio y profundo de la palabra, que por otro lado no tiene que ver en un cien por cien con religiones, creencias o posturas, sino con un ambiente que predispone a través de una conglomeración de estímulos casi imperceptibles, a internarse en una prístina aura de pureza y congoja. Se puede percibir principalmente una especia de comunión eterna. Los Sikhs la tienen clara, y más, cuando se trata de trabajar espacios.
 
Toda persona dentro del templo debe estar descalzo y con un pañuelo en la cabeza. No se puede fumar, ni beber, ni se acepta ningún tipo de proliferación de vicios en el ambiente, hecho que quizás ayude mucho también a encontrarse fuera del circuito de estímulos permanentes. Por último, el lugar se mantiene limpio e impecable las veinticuatro horas del día. Los pisos brillan, el aire es fresco y el agua del lago, además de teñir toda la atmósfera de vida, adorna los oídos con un constante bamboleo de pequeños movimientos de agua, que parecieran purificar y limpiar el alma.
 
Un poco en contraste con esta majestuosidad del templo, debemos nombrar el último evento que selló la experiencia en la paradigmática ciudad: el cierre de las puertas en el paso fronterizo de “Attari”, punto que limita a los países de India y Pakistán. El paso fronterizo se encuentra aproximadamente a una hora de viaje. En lo que a nosotros respecta, surcamos ese trayecto en una mini van con una familia India que andaba turisteando por la zona. Se llega a un lugar que tiene algo de aura fronteriza, y que a pesar del estado jovial que adquiere a causa del evento, se puede respirar esa cierta clandestinidad y poca definición cultural y territorial que generalmente caracterizan a las fronteras...

Stands improvisados con madera cualunque que ofrecen elementos básicos, además de elementos de "merchandising", y mucha gente a los gritos convenciendo y arengando a quien pase con cosas que la mayoría de las veces escapan a nuestro entendimiento.

Comandante macana...
La popu india en Attari...
Una excursión a la frontera Indo-Pakistaní...

Se camina y se avanza hacia el evento por distintos controles que piden pasaportes y huevadas, y se va a arribando a algo así como una cancha de fútbol fronteriza, donde se dejan ver dos "populares" enfrentadas de cada lado de la frontera... una llena de musulmanes y la otra llena de indios. Banderas de los dos países, desfiles, corridas, bailes y otro sinfín de hechos absolutamente incoherentes y llamativos.
 
El evento se puede describir como una especie de desfile gracioso y exagerado que se realiza a ambos lados de la "puerta fronteriza". Se podría decir que más que desfiles son coreografías que se mezclan con bailes, gente que corre de un lado al otro, gritos, demostraciones de poder y otras mil huevadas que entrarían más en una sitcom que en un desfile militar. 

Durante todo el espectáculo hay un tipo con un megáfono arengando sin parar a la "popu", mientras todos aplauden, cantan, se ríen y se excitan... y un millón de cosas más que no registré por estar paralizado por un infinito estado de estupefacción. Me la pasé intentando entender, hasta que me di cuenta que hay veces que es mucho mejor y más productivo, intentar disfrutar.


Foto bufarrona con gorrita extraña...
De fondo la popu musulmana pakistaní...
Panorámica de la cancha...
No podría arriesgar una conclusión. La ceremonia se hace un poco larga, densa y repetitiva, más aún con el sol pegándote de lleno en la frente. Calor e incomodidad. Nos fuimos con la sensación que no era algo para repetir, pero contentos de haber asistido. Un espectáculo difícil de describir consistentemente. Una buena forma de perder el tiempo y un evento que acumula elementos de reality show, series de Sony, y muchos reidores y coristas que forman parte del evento. Si algo se puede rescatar de todo esto, es que a pesar de las malas relaciones que tienen Pakistán y la India luego de la división de las Indias británicas, es que todavía puedan realizar una ceremonia fronteriza conjunta.

Por lo demás, a nosotros solo nos restó decir gracias a este mundo nuevo que se abrió ante nuestros ojos, gracias a los Sikhs, al Templo Dorado, al enorme desparrame de espiritualidad y humanidad de Amritsar, y a todas las personas que hicieron de este, otro capítulo único en nuestro viaje. Hasta la próxima, cuando la joda, la relajación y la bizarrez concentrada, se apodere de nosotros en Mc Leod Ganj. Abrazos...


Los Sikhs, literalmente, una cultura de otro mundo...

5 comentarios:

  1. **Maravilloso relato, que siempre les vaya super bien. Bendiciones**

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  2. Muchísimas gracias Miriam... Para vos también y gracias por leer... Hasta la próxima y siempre bienvenida...

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  3. Que hermosisisima Experiencia!!!!! Como kisiera andar por esos lugares, ya lo hare... Gracias por este Blog donde cuentan vuestras experiencias, Los felicito!!!!!!!!! saludos chaqueños. Silvia

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  4. Gracias a vos por leer Silvia... Espero que te siga gustando y siempre bienvenida...

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  5. Gracias por compartir tu experiencia. inspiradora historia

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