12 dic 2009

Mossel bay, última parte y llegada Buffalo Bay (Knysna)...

En la ruta hacia Knysna...
No mucho más para contar de este tranquilo lugar llamado Mossel Bay. Los últimos dos días fueron algo atemporales, parecidos, y sin hacer mucho más que trabajar. Estábamos en nuestro club de pool africano, tomándonos trenes a la vía láctea dos veces por día, y sentados en la computadora, a veces riéndonos, a veces puteando, a veces sin saber si volvernos a Buenos Aires. Bajamos la dosis de nicotina a diez canutos por día por persona, lo que inauguró el mercado negro de secas y tráfico de tabaco.

Sin mucho pena y con no tanta gloria, empaquetamos nuestra oficina y cuando tuvimos todo a punto, acercamos a Blackie One hasta la puerta y cargamos. Rompimos la regla de no fumar adentro del auto en tiempo record y arrancamos para nuestra siguiente parada, Knysna. Por el espejo retrovisor se veía un sanguche de personas y bolsos. En el viaje no pasó nada de nada. Lo único que por momentos destruía la paz y el silencio, eran gritos que recordaban que el lado de circulación es la izquierda.

Comunión sudafricana...
Cuando llegamos a Knysna decidimos hacer rápidamente el rastrillaje de hospedajes. En medio de todo ese recorrido, nos volvimos a encontrar con nuestras amigas que nos habían abandonado en Mossel Bay el día anterior. Bueno, a partir de ahí una rápida vuelta al ruedo de Verano del ´98... sólo faltaba Nahuel Mutti y que el lugar en vez de Buffalo Bay se llamara Costa Esperanza. Nos pusimos un moño en la cabeza cada uno y Blackie nos llevó al cumpleaños.

Buffalo Bay es el nombre de un backpacker, situado en el homónimo y bellísimo lugar, a unos quince kilómetros del centro de Knysna. Una vez dentro, nos encontramos con Cocodrilo Dandy tomando cerveza, un acogedor fogón en el centro del living, y nuestra tremenda paja para intentar armar la carpa. El cielo estaba desmedidamente estrellado, y la banda de sonido del océano Índico te descorchaba el marulo. En medio segundo nos miramos y pedimos que por favor nos dejaran dormir en cualquier lado del living por el mismo precio de la carpa. No hubo mayores inconveniente gracias a la intermediación de nuestro nuevo amigo Aidon Westcott, un artista que vivía en el hostal y fabricaba cuadros con elementos reciclados que estaban realmente buenos.

Como es lógico, luego de asentarnos y cenar, los ánimos fueron en picada hasta menos dos o tres grados dirección sur. Como todas las noches, una parte del equipo queda muy manija, mientras sufre severos trastornos de ansiedad que afloran no pasadas las once de la noche hora local. Así que a las seis de la tarde de Buenos Aires, piensen que en alguna parte del sur de África, hay una persona temblando y caminando de un lado para otro con síndromes de abstinencia de algo que aún no pudimos identificar.

La estela del barrio en Knysna...
El cumpleaños hippie que de pronto descubrimos, estaba sinceramente bueno, pero no mucho más que eso. En el equipo de producción se escuchaban frases como: “hoy es una noche para algo fuerte” y “¿qué pedimos fuerte?”. La gente hablaba en los sillones distribuidos alrededor del fuego. Tres perros nos hacían compañía y Cris Morena gritaba del fondo “¡Corten! ¡Los exteriores son mañana!”, cuando vio que el equipo de producción se turnaba para salir en busca de constelaciones. El romanticismo por suerte duró poco, y cada uno empezó a buscar qué lugar del piso del living iba a ocupar para dormir mal.

Estábamos en medio de la nada y el único incentivo consistía en un mar prometedor y un día de playa y de relajación en Costa Esperanza. En fin, mejor dejémoslo ahí, pero hay para todos los gustos y para todas las edades. Perdimos el orgullo, pero no la dignidad. Hasta la próxima...

Parada estratégica, verde infinito...

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ¡Fuerza! Primero, No fumar sí se puede ( hace 21 días que no lo hago! y fumaba 50 diarios!) La otra abstinencia, en fin no me queda clara cuál es pero la imagino: Piensen que siempre hay un roto para un descosido, aún en África, Cariños y la verdad es muy interesante todo lo que cuentan y cómo lo cuentan.

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  3. Es el eterno tema, donde quiera que se esté: no dónde dormir, sino con quién...

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